Por: Juan Carlos Merino
La autoestima en niños y adolescentes está en constante desarrollo y está influenciada por diversos factores. En este artículo, te explico cómo fomentar una autoestima saludable, pero primero, es clave comprender qué significa este concepto.
La autoestima es la percepción y valoración que una persona tiene de sí misma, ya sea positiva o negativa. Refleja la calidad de la relación interna que mantenemos con nosotros mismos.
La autoestima se desarrolla desde el nacimiento y se fortalece a lo largo de la vida. Es una necesidad fundamental que influye en el crecimiento personal y en la conducta.
La autoestima está relacionada con la imagen que tenemos de nosotros mismos y con la forma en que percibimos que los demás nos ven.
La forma en que nos sentimos y pensamos sobre nosotros mismos influye directamente en la manera en que actuamos en el mundo.
Factores que afectan la autoestima en niños y adolescentes.
El nivel de autoestima de un niño está determinado por diversos factores, como el tipo de crianza, su personalidad y su entorno. La relación con figuras de apego (padres, familiares, educadores) y el contexto social y cultural juegan un papel clave. La valoración que reciba de los demás impactará su vida, influyendo en sus relaciones personales, laborales y en su calidad de vida.
La identidad emerge de dos pilares esenciales: la autoestima y el autoconcepto. En el encuentro entre lo que somos y lo que aspiramos a ser, forjamos una conciencia de nosotros mismos, moldeada por la percepción y el deseo de existir en el mundo.
Aprender a llevar la relación con uno mismo se construye a partir de las primeras experiencias con los padres y figuras significativas. A través del trato recibido, aprendemos a reconocernos, valorarnos y cuidarnos, desarrollando una autoimagen basada en la autenticidad y el crecimiento personal.
El desarrollo de la autoestima es un proceso dinámico y profundamente influenciado por las experiencias vividas y la etapa de vida en la que nos encontramos. En la adolescencia, este proceso se vuelve especialmente inestable, marcando la búsqueda de un sentido en la vida y la construcción de SER uno mismo.
La autoestima también tiene un «lado oscuro», donde el orgullo, la soberbia, el egoísmo, la arrogancia y el narcisismo pueden manifestarse como una defensa ante una autoestima profundamente herida. Estas actitudes, lejos de reflejar un verdadero amor propio, pueden ser señales de una identidad fragmentada que busca en el fondo una validación externa.
Una autoestima saludable es un pilar fundamental para el desarrollo personal y el bienestar emocional.
Sin embargo, una autoestima dañada puede ser el reflejo de conflictos internos no resueltos. Cuando la autoestima se ve afectada, es una señal importante que necesitamos atender.
Sensaciones y sentimientos profundos, como la ansiedad, la depresión, el estrés o los traumas del pasado, suelen ser experiencias no procesadas que quedan atrapadas en el cuerpo y la mente. Cuando no se integran de manera consciente, estas vivencias pueden debilitar a la persona, afectando su equilibrio emocional y manifestándose en malestar físico y psicológico.
Por ello cultivar la autoconciencia y la autenticidad es fundamental para nuestro proceso de crecimiento personal. Al estar presentes en nuestra experiencia y reconocer quiénes somos realmente, logramos un desarrollo emocional
Autoestima Saludable
La autoestima no se mide en cantidad, sino en la calidad de la relación que tenemos con nosotros mismos. No se trata de alcanzar una autoestima «alta» a través de la prepotencia o la autosuficiencia, sino de desarrollar una conexión genuina, compasiva y equilibrada con uno mismo.
Una autoestima saludable se fundamenta en el sentimiento de amor propio, de sentirse seguro y el sentido de valía personal. Un niño con una autoestima saludable ha construido una relación armoniosa consigo mismo, lo que le permite afrontar las dificultades y las frustraciones del vivir cotidiano. Además, reconoce que pedir ayuda no lo hace menos capaz, sino que es una expresión cuando lo siente necesario.
Autoestima Frágil
Una autoestima baja o frágil dificulta que el niño o adolescente crea en sí mismo y en sus potencialidades. Esto puede llevarlo a alimentar sentimientos negativos hacia su propia persona, rendirse fácilmente ante las dificultades y depender excesivamente de los demás para realizar tareas que podría afrontar por sí solo. La falta de confianza en sus capacidades limita su crecimiento y autonomía.
El adolescente con una autoestima frágil puede sentir que no es capaz de aprender o alcanzar sus metas, percibiéndose sin recursos para enfrentar los desafíos. Su manera de relacionarse con el mundo oscila entre la dependencia excesiva y el rechazo a la ayuda, incluso cuando realmente la necesita. En el fondo, esta dinámica refleja una búsqueda de reconocimiento basada en la sensación de incapacidad.
Tienden aislarse y ser indecisos. Presentan un comportamiento pasivo y temeroso.
En los niños pequeños
Los niños pequeños son altamente sensibles a las opiniones de quienes los rodean, especialmente de sus padres y cuidadores. Las palabras y etiquetas que reciben de forma repetitiva influyen en la construcción de su identidad y autoestima. Si constantemente se les dice que son de cierta manera, internalizan esa percepción y la adoptan como parte de su autoconcepto, impactando su desarrollo emocional y relacional.
Si a un niño se le dice repetidamente que «no es bueno», es probable que desarrolle una autoimagen basada en la carencia. Estas palabras pueden quedar internalizadas, moldeando su autoconcepto y afectando su autoestima, lo que influirá en la forma en que se relaciona consigo mismo y con los demás a lo largo de su vida.
La falta de participación activa de los padres en la crianza o la ausencia de atención afectiva puede impactar negativamente en la autoestima del niño. Cuando no se siente visto, valorado o respaldado, puede desarrollar inseguridad, una autoimagen frágil y dificultades en sus relaciones futuras. Porque el vínculo con los cuidadores es clave para el desarrollo de una autoestima saludable.
Es fundamental prestar atención al comunicarnos con los niños y mantener actitudes congruentes. Establecer contacto visual al hablar con ellos refuerza la conexión y la seguridad emocional. Sin embargo, esto suele pasarse por alto debido a la prisa o las distracciones diarias, afectando la calidad del vínculo y su autoestima.
Muchas de estas actitudes son respuestas “automáticas” aprendidas de lo que vimos y oímos en nuestra propia infancia. Sin una toma de conciencia, estos patrones se repiten de generación en generación, influyendo en la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.
Ejemplo: Padres que no contactaron con la mirada de sus hijos = jóvenes que no saben mirarse. Padres que no supieron hablar con sus hijos = hijos que de adultos no sabrán escuchar.
Fomentando la autoestima en los niños
A continuación, algunas ideas clave para ayudar a los padres a fortalecer la autoestima de sus hijos. Estas recomendaciones, bien estructuradas y sintetizadas, pueden servir como una guía práctica para fomentar una autoimagen positiva en los niños por Violet Oaklander, psicóloga infantil guestaltica:

- Escuche, reconozca y acepte los sentimientos de los niños.
- Trátelos con respecto. Acéptelos como son.
- Sea honesto con ellos.
- Emplear mensajes de tipo “yo” en lugar de mensajes de tipo “tú”: “Me siento molesto por el ruido que haces”, en lugar de “Tú eres muy ruidoso”.
- Sea específico con sus críticas, ejemplo: “este cuarto esta desordenado” evitando decir “Tú eres un desordenado”
- Motivarlo a que tome decisiones sobre su vida, respetando sus sentimientos, necesidades, voluntades y su propia sabiduría.
- Dejarlo experimentar, perseguir sus propios intereses, ser creativo o no-creativo.
- Sé un buen modelo – piensa bien sobre ti mismo, haz cosas por ti y para el.
- Comprenda que es bueno tener gusto de sí mismo. Es bueno sentirse satisfecho con los logros. Es bueno encontrar placer en las propias cosas
Autoestima en la adolescencia
La adolescencia es una etapa crucial para el desarrollo del autoconcepto. Los cambios físicos, emocionales y la llamada «crisis de identidad» llevan al adolescente a una profunda reorganización de su autoimagen. Este proceso influye directamente en la construcción de su autoestima, desafiándolo a integrar una percepción más auténtica y consciente de sí mismo.
Es natural, en esta etapa, una inestabilidad en lo que se refiere a la autoestima. Puede ser un problema cuando se vuelve constante en su vida y frente a sus relaciones, pues la autoestima es uno de los recursos más valiosos que puede disponer un adolescente para hacer frente a todos los cambios.
Es natural que en la adolescencia haya cierta inestabilidad en la autoestima, ya que es una etapa de transformación y autodescubrimiento. Sin embargo, cuando esta inestabilidad se vuelve constante, puede afectar sus relaciones y bienestar. La autoestima es un recurso mas valioso que se dispone para afrontar los cambios, permitiéndole desarrollarse con mayor seguridad.
Así, cuándo se observa una baja autoestima que afecta la calidad de vida de un joven, es importante buscar ayuda psicológica de un profesional que pueda identificar las causas y la mejor forma de tratar el tema.
Los 3 tipos de autoestima adolescente
En la adolescencia pueden identificarse tres tipos de autoestima, cada uno reflejando la manera en que el joven se percibe y se posiciona en el mundo.
El primer tipo de autoestima se construye a partir de la acción y la validación externa. El adolescente busca reconocimiento a través de su conducta, entregándose a los demás y midiendo su valía según sus logros. Su sentido de identidad se vuelve dependiente de la aprobación externa, lo que puede generar inestabilidad emocional, especialmente cuando el reconocimiento solo se obtiene a través del éxito o el fracaso. Cuando esta necesidad de validación se canaliza de forma negativa, puede afectar su desarrollo y bienestar.
El segundo tipo de autoestima se construye a partir de la validación externa basada en la posesión de objetos. En este caso, el adolescente proyecta sus necesidades afectivas en lo material, utilizando sus pertenencias como una forma de obtener reconocimiento y aceptación. Sin embargo, esta imagen carece de solidez a largo plazo, ya que el interés de los demás se centra en lo que tiene y no en quién es realmente, lo que puede generar un vacío emocional y una identidad frágil.
La tercera manera y más saludable forma de desarrollar la autoestima es aquella basada en el reconocimiento de lo que realmente «se es». Aquí, la valía personal no depende de la aprobación externa ni de lo que se posee, sino de la conexión con los propios valores, creencias y opiniones. Este tipo de autoestima permite un desarrollo más auténtico y estable, fomentando una identidad sólida y una relación armoniosa con uno mismo y con los demás.
¿Cómo pueden los padres fortalecer la autoestima de sus hijos adolescentes?
Primero, los padres necesitan entender que contribuyen a diario, sin saberlo, en el desarrollo de la autoestima de sus hijos por medio de sus palabras y sus acciones. Aquí, les comento algunas maneras de fomentar la autoestima en sus hijos adolescentes:
- Critique cuando sea necesario, pero de forma constructiva: cuidando las palabras ofensivas.
- Incentive la toma de decisiones: es importante promover que sus hijos decidan por sí mismos, escojan de acuerdo con sus gustos y aspiraciones, siempre y cuando no se expongan demasiado.
- Elogie a su hijo no solo por los logros sino también por los esfuerzos: incluyendo las ocasiones en las que no obtiene los resultados que desea.
- Estimule a los jóvenes a que cultiven sus talentos e intereses: Apoyar a su hijo a buscar su pasión, hacer deporte, desarrollar un talento natural son formas positivas de construir su autoestima y explorar su identidad.
Saber cuando buscar ayuda
La autoestima como indicador de la salud emocional en niños y adolescentes
La autoestima refleja el bienestar emocional y mental de los niños y adolescentes. Una baja autoestima puede ser solo la manifestación visible de problemas emocionales más profundos. Por ello, es fundamental que los padres estén atentos a la intensidad y frecuencia de ciertas conductas y, si es necesario, busquen apoyo psicológico para brindarles el acompañamiento adecuado.
En Espacio Vida, contamos con profesionales con mucha experiencia y compromiso con la atención clínica. Aquí te dejamos más información sobre la terapia en niños y adolescentes.